Discurso de Eduardo Santana Castellón en la inauguración del Laboratorio Ciencia de la Ciudad

Discurso íntegro del Doctor Eduardo Santana Castellón, Director del Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara, durante la inauguración del laboratorio Ciencia de la Ciudad, espacio de investigación científica sobre la urbe donde se generan proyectos de intervención urbana para la mejora social y ambiental
1 de diciembre de 2023
Bienvenidas y bienvenidos todos al Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara. Aunque el Museo no está aún concluido, como pueden ver, hoy compartimos con ustedes un paso muy importante: la apertura del primer espacio de investigación científica sobre ciudades que tiene su sede en este Museo, y también la apertura de nuestra primera exhibición de arte digital.
El Laboratorio en Ciencia de la Ciudad nace con base en un convenio de colaboración entre nuestra Universidad y el MIT Media Lab, proceso que incluyó también crear una maestría en ciencia de la ciudad. El Laboratorio y el Museo nacieron juntos hace apenas un mes, por dictamen del Consejo General Universitario, estando ambos adscritos al Centro Universitario de Tlajomulco.
Es significativo que los espacios que conocerán hoy, el Laboratorio en Ciencia de la Ciudad, la exhibición temporal de arte digital “Somos Hilos de Conexión” y los espacios de lo que serán el Laboratorio de Desarrollo Comunitario y el Jardín Educativo, representan dos de nuestros varios principios del diseño institucional. Primero, que un museo debe integrar las dos formas en que los humanos hemos desarrollado para comprender nuestra realidad: la ciencia y el arte; y segundo, que un museo debe tratar de cumplir objetivos explícitos para la transformación social de su entorno.
Hoy es un día significativo en un proceso lento de nacimiento, que inicia con la propuesta en los años 80 de hacer un museo universitario de paleontología por el Ing. Federico Solórzano y el Lic. Raúl Padilla López. Propuesta que antecede inclusive la de hacer este gran Centro Cultural Universitario. Luego nació el Plan Maestro del Centro dirigido por el Arq. Jorge Camberos Garibi, que se ubicaba en torno al actual edificio de la Rectoría General. Posteriormente Garibi propuso mudar el Centro Cultural a su sede actual, aquí en Los Belenes. En 2001 la Universidad, con el liderazgo de Raúl Padilla, crea el Fideicomiso del Centro Cultural Universitario, proyecto que dirigió inicialmente Roberto Castelán y posteriormente Mauricio de Font-Reaúlx. En 2009 se desarrolló el proyecto museográfico que actualmente se implementa, y en 2010 organizamos el concurso arquitectónico que ganó el despacho internacional Snøhetta. Dos años después inició el proyecto de diseño arquitectónico, y después, en 2016, hace siete años, se inició la construcción de este edificio, que esperamos pronto concluir.
En este largo proceso nos han acompañado muchos especialistas de unas 15 nacionalidades. Entre ellos, y son muchos, se encuentran Julia Carabias, Exequiel Ezcurra, José Sarukhán, Enrique Jardel, Sergio Graf, Iker Larrauri, Alex McCuaig, Peter Kern, Tom Hennes, Jorge Wagensberg, Lety Reyes, y muchos, muchos más. Debo destacar a Silvia Singer, quien hoy nos acompaña, Directora del Museo Interactivo de Economía, quien durante dos décadas ha venido acompañando este proyecto. También deseo destacar al equipo del museo, que son solo unas 12 personas en museografía y unas seis personas en arquitectura y otros tantos en obra.
Hoy es un día de alegría, aunque tiene un importante toque de tristeza. El fundador de este museo, y también fundador de la Red Universitaria, y fundador del programa de investigación y de internacionalización universitaria, y fundador de la Feria Internacional del Libro y del Festival Internacional de Cine, y de muchos, muchos, otros proyectos emblemáticos de nuestra Universidad, ya no está. Raúl Padilla disfrutaba de conocer los avances del museo y nos hizo relevantes recomendaciones para la exhibición digital que hoy verán. Este evento hoy se lo dedicamos a Raúl.
En este milenio, por primera vez en los 300 mil años de existencia de Homo sapiens, la mayoría de los humanos vivimos en ciudades. Pero las ciudades modernas representan menos del 0.02 por ciento de la existencia humana. No hemos evolucionado en ciudades. Aunque en México somos de los pioneros en la historia de la humanidad viviendo en ciudades. Las culturas Olmeca, Teotihuacana, Tolteca, Mexica (Azteca), Zapoteca, Mixteca, Purépecha y Maya, aplicaron las disciplinas de matemática, ingeniería, arquitectura, agricultura, hidráulica, comercio, astronomía, religión, política pública y militar, entre otras, para crear durante más de cuatro mil años, más de medio centenar de grandes ciudades. Teotihuacán, cubriendo más de 20 kilómetros cuadrados y con más de 120 mil personas, fue la primera metrópolis de Norteamérica. Tenochtitlán, con más de 300 mil habitantes, fue de las ciudades más grandes del mundo en su tiempo. Monte Albán fue una ciudad constantemente durante 13 siglos consecutivos.
En las ciudades, el paisaje más artificial que ha creado la sociedad, reside el poder político, económico, científico, religioso y militar. Es también donde más rápido ocurre la evolución cultural. En la ciudad aprendemos más rápido a ser tolerantes a personas de diferentes razas y preferencias religiosas, sexuales y estéticas. Con todo este poder y capacidad de evolución, será el urbanita quien definirá el futuro de la naturaleza. La relación armoniosa entre la ciudad y su entorno natural no-humano tal vez sea el reto civilizatorio más relevante en la actualidad. Y, sin embargo, los urbanitas, son los que menos comprenden y valoran su dependencia de la naturaleza para subsistir. Por este motivo aterrizamos en la inusual misión, para un museo de historia natural, de “comprender la ciudad e inspirar la conservación de la naturaleza que la sustenta y catalizar transformaciones sociales y ecológicas en beneficio de nuestra comunidad”.
Los museos son de las instituciones más antiguas de la humanidad e históricamente han estado asociados a las ciudades y al poder. Nosotros opinamos que los museos deben ser agentes democratizadores fortaleciendo los derechos humanos a la educación y la información. Para esto es necesario incorporar los puntos de vista de los visitantes, y también de los vecinos y de sectores históricamente ignorados y vulnerables. En países como México se debe respetar la voz de los pueblos indígenas; poner en perspectiva el papel de la esclavitud y los procesos de despojo coloniales; modificar las narrativas racistas y sexistas; explorar las desigualdades sistémicas de riqueza y poder; y evaluar éticamente las fuentes de financiamiento.
En este contexto, activistas ambientales han tomado los museos como escenarios para protestar en contra de los gobiernos y empresas cuyas políticas generan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Estas manifestaciones tipo “performance art” también les exigen a todos los museos, sean de arte, música, historia, diseño, matemática, ciencia o historia natural, que actúen ante los grandes desafíos socio-ecológicos existenciales de la época. En nuestro caso, el Museo aspira a abordar, como dijo Eduardo López Moreno, las asimetrías inherentes de desarrollos culturales de esta magnitud, con su entorno vecinal urbano aquí en Zapopan.
Algunas de las particularidades de este museo son:
- Fue diseñado siguiendo el modelo de reserva de la biosfera de la UNESCO en su modalidad mexicana.
- Su organización espacial se basa en paisajes, no ecosistemas, ni biomas
- Desarrollamos diferentes diseños con la participación de alumnos.
- Antes de abrir sus puertas inició desde hace más de una década un festival de cine y después un premio internacional de poesía y cuento sobre ciudad y naturaleza.
- Nace en medio de un debate constitucional sobre autonomía universitaria que se encuentra en análisis ante la suprema corte de justicia de la nación
- Es una amalgama deliberada de cinco tipos de institucionalidades, diferentes pero complementarias: museo interactivo de ciencia, parque público verde solicitado por los vecinos, complemento de infraestructura educativa para escuelas preparatorias, laboratorio de desarrollo comunitario e instituto de investigación científica