La basura y los arcaicos sistemas de limpia en Guadalajara
Texto: Gerardo Bernache Pérez
Fotografías/Ilustraciones: Aranza Rodriguez
Publicada el domingo 14 de julio de 2024 en la columna Crónicas del Antropoceno en el periódico EL INFORMADOR.
Julio 15, 2024
La basura, como problema metropolitano, ha crecido de forma constante en las últimas décadas y su manejo desde cada uno de los ayuntamientos ha sido ampliamente rebasado.
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La basura es una mezcla de materiales de desecho, de productos o sobrantes de productos que ya no nos sirven y por lo tanto los descartamos. Estos restos que tiramos al bote de forma rutinaria y que después sacaremos a la calle para entregarlo al camión de basura que es parte de un sistema de recolección municipal.
Los residuos sólidos urbanos (RSU) son también restos y desechos de productos, pero la diferencia es que no están mezclados, sino clasificados por tipos de materiales: orgánicos, inorgánicos, sanitarios. Incluso clasificados de forma más detallada: papel y cartón, plásticos, vidrio, orgánicos de cocina, orgánicos de jardín, etcétera.
Los arcaicos sistemas de aseo público municipales de los siglos XIX y XX se dedicaban a recolectar, transportar y enterrar las basuras que se generan en una zona urbana, en una ciudad. Los entierros de basura en realidad eran tiraderos a cielo abierto, basurales sin control que ahora sabemos son un espacio de contaminación regional. En sentido estricto son pasivos ambientales que tienen un impacto regional en fuentes de agua por los escurrimientos de lixiviados peligrosos y por las emisiones constantes de gases efecto invernadero como el metano.
Antes, aún con la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, esto era permitido porque se afirmaba que la basura domiciliaria, por definición, no era contaminante.
Gestión integral y economía circular.
A partir del siglo XXI se ha puesto gran énfasis en la gestión integral de los residuos. Uno de los modelos nuevos es aquel que busca llegar a “basura cero”. Otro modelo más completo es el llamado gestión integral de residuos, donde la gestión empieza con reducir o minimizar la producción de basura. También incorpora acciones de educación ambiental, la separación de los residuos para su aprovechamiento, la producción de composta del procesamiento de residuos orgánicos y el reciclado de residuos inorgánicos (vidrio, papel, cartón, metales, plásticos, maderas y otros).
Más recientemente hemos escuchado que ahora lo mejor es la “economía circular” donde no se genera basura, sino materiales que serán de nuevo integrados a la producción de bienes. Este modelo inicia con el diseño de materiales y productos para una recirculación o aprovechamiento continuo de todos los materiales. Con la economía circular podríamos decir adiós a los basurales, vertederos y rellenos sanitarios ya que no se necesitarían más, todo se aprovecharía de una y mil formas.
Mejores discursos, mismas prácticas en el manejo de basura
Actualmente en todos los ayuntamientos y a nivel estatal se hace referencia a leyes, normas y programas de manejo de residuos que se clasifican como gestión integral y sustentable de residuos o como la economía circular en la gestión de residuos.
El discurso ha cambiado, pero las prácticas siguen estando en la lógica del modelo arcaico de Aseo Público o Limpia municipal que surgió en el siglo XIX y principios del siglo XX. Son modelos de manejo de basura, que conciben la basura como materiales revueltos, sin mayor utilidad y sin valor, por lo que tienen un solo destino: el entierro en basurales, tiraderos a cielo abierto y vertederos.
El problema de la basura
La basura, como problema metropolitano, ha crecido de forma constante en las últimas décadas y su manejo desde cada uno de los ayuntamientos ha sido ampliamente rebasado.
Actualmente los tapatíos que viven en los 9 municipios del AMG generan 5,743 toneladas diarias de basura domiciliaria, esto representa lo que pueden recolectar y transportar 957 camiones recolectores a cargo de unos 3,500 operarios con el costo que implica este trabajo, ya sea que lo haga el propio ayuntamiento o tenga su servicio contratado a una empresa concesionaria. El monto de la basura es el eje del problema que se trata de resolver de la forma más simple, con el método de los arcaicos sistemas de Aseo Público municipales. Aún no somos capaces, en la práctica, de transformar la basura en residuos, en materiales separados para que puedan ser aprovechados, por medio del reciclaje y el composteo.
A falta de una separación adecuada de los residuos, solo queda un destino para la basura: enterrarla en sitios de disposición final. Si el servicio de recolección y transporte de residuos tiene fallas y enfrenta retos, es en el entierro de la basura donde el sistema arcaico de su manejo alcanza su máxima expresión: con un entierro descuidado que propicia que la basura, en su descomposición, genere lixiviados contaminantes de las fuentes de agua y también produzca emisiones no controladas de gas metano que se libera a la atmósfera contribuyendo al calentamiento global y contaminando el aire en la ciudad.
El modelo de Aseo Público o Limpia está aún muy lejos de otros modelos actuales, como los modelos de: basura cero, gestión integral de residuos y de la economía circular.
La Agencia Metropolitana de Gestión Integral de Residuos, organismo de reciente creación en el AMG podría impulsar una acción conjunta intermunicipal para impulsar un nuevo sistema de gestión integral de residuos. Con un modelo de operación más enfocado en un servicio de calidad y con cuidado ambiental para terminar con la contaminación que ocasionan los servicios actuales que han quedado desfasados por su ineficiencia y por su impacto negativo en el ambiente y los recursos naturales en la región.