Discurso de Eduardo Santana Castellón en la ceremonia para sembrar un roble en el Centro Cultural Universitario como monumento vivo en memoria de Raúl Padilla López

3 de mayo de 2024
Hoy celebramos, sembrando un árbol vivo, el día del nacimiento de Raúl Padilla López. Estamos aquí para celebrar su vida, no para llorar su muerte. Que el Rector General me haya invitado a compartir unas palabras conmemorando su cumpleaños con ustedes; familiares, amigos y colegas de Raúl es un poco irónico y también es una afortunada coincidencia. Es irónico porque en los 37 años y 6 meses que colaboré con Raúl, nunca lo felicité en su cumpleaños, y ahora quieren que lo felicite. Hoy en la mañana nos recordó Trino Padilla que a Raúl no le gustaba que lo felicitaran en su cumpleaños y yo me crié en una familia que no le daba mucha importancia a los cumpleaños. Así que, en evadir cumpleaños, Raúl y yo coincidíamos.
Pero el evento de hoy es una fortuita coincidencia porque conocí a Raúl en 1984 en medio de un bosque; es decir, entre árboles vivos. Estábamos en el Arboretum de la Universidad de Wisconsin-Madison, lugar donde nació la ciencia de la restauración ecológica. En ese bosque vivía el distinguido botánico Hugh Iltis, Director del Herbario, amigo de Raúl, quién celebró una recepción en su honor. Desde entonces, colaboré con Raúl durante casi cuatro décadas, en las cuales pude constatar su amor por la naturaleza. Creo sinceramente que sus grandes logros en los campos de la educación y la cultura son comparables con sus otras grandes contribuciones en salud pública, salud ambiental, conservación de la naturaleza y el impulso a los derechos humanos.
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Democratizador y promotor de la paz en la política estudiantil universitaria jalisciense.
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Creador de las más avanzadas iniciativas de investigación científica y la internacionalización académica en México.
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Impulsor de reformas educativas universitarias sin parangón en el país.
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Artífice en el logro de la autonomía universitaria mediante una nueva Ley Orgánica Estatal.
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Creador de un sistema innovador en México para la generación de fondos complementarios que permiten un mejor cumplimiento de las funciones sustantivas universitarias.
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Impulsor de la más grande desconcentración del desarrollo estatal, más allá de la privilegiada Zona Metropolitana de Guadalajara, detonando dinámicas económicas y empleos en ciudades medias de Jalisco en torno a los campus universitarios.
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Impulsor del derecho a la educación, creando una universidad donde más de la mitad de los alumnos provienen de las familias con menores ingresos. Y todo sin menoscabo a la calidad educativa de nuestra institución que se convirtió en la mejor universidad pública estatal del país.
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Rescatador del cine mexicano del bache de mala calidad en el cual se encontraba durante las décadas de los 70s y 80s.
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Promotor de la conclusión del Hospital Civil Nuevo, detenida por tres décadas. Acción que, de la mano con la comunidad médica, logró que los Hospitales Civiles se colocaran entre los más grandes y mejores de América Latina.
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Gestor, con el Rector General, Ricardo Villanueva, de la campaña universitaria para afrontar la pandemia de COVID-19. Al reanudar la construcción del Hospital e impulsar la campaña contra la pandemia, Raúl tiene el mérito de **haber ayudado a salvar tal vez cientos de miles de vidas de jaliscienses. **
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Diputado Plurinominal en el Congreso del Estado, donde fue en diferentes momentos Presidente de la Mesa Directiva del Congreso y de varias comisiones, y presentó al menos seis iniciativas y reformas de leyes y decretos que fueron aprobadas para bien de Jalisco.
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Actor social en el Grupo San Ángel para la democratización de la política nacional mexicana.
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Dicen, los que saben mucho más que yo, con la creación de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y sus otros proyectos, fue el promotor cultural más importante de América Latina durante el Siglo 20 y lo que va del Siglo 21.
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Y no es de menor importancia su papel como constructor de autoestima, autoconfianza, y de un sentido de orgullo, de que podemos crear y poner en marcha en Jalisco, proyectos exitosos de la mayor calidad nacional e internacional.
Pero hablemos un poco más de la persona, y no tanto del personaje.
A Raúl desde chico le gustaban los perros. Le gustaba el bosque, la montaña y los jardines. Su mamá le transmitió el gusto por las letras y cuando él la visitaba en Pinar de la Venta, disfrutaba del Bosque La Primavera. Ya mayor, Raúl pasaba tiempo en el balcón de su casa en Guadalajara disfrutando el ver y escuchar a los pájaros en los árboles de su jardín. Pero el espacio de naturaleza que más lo llenaba era el mar. En especial el de Puerto Vallarta, que él decía que tenía todo: océano, playa, arrecifes, montaña, bosques y ríos. Le gustaba bucear, y visitar las Islas Marietas. Mirando el mar tenía largos silencios contemplativos, que unas veces los disfrutábamos (y otras veces los padecíamos). Le animaba tener conversaciones donde compartía su conocimiento sobre ballenas, tortugas y animales marinos. Siempre apoyó propuestas de conservar el sistema de montaña de la Bahía, el estero El Salado y la vida marina, propósitos, que continúan varias iniciativas universitarias.
Su amor por lo natural se tornó en acción y sus acciones lo colocan, sin lugar a duda, entre los grandes conservacionistas de México. Desde joven estudiante participó en movimientos de protección de la naturaleza, siendo tal vez su primera lucha la de salvar el Bosque de Los Colomos. Sin lugar a duda, las contribuciones de Raúl en conservación de la naturaleza están a la par de las de José Guadalupe Zuno, como los dos grandes dirigentes políticos universitarios con mayor compromiso en este ámbito.
Una novedad para el país fue cuando creó institutos de investigación comprometidos con la resolución de problemáticas socioambientales en territorios específicos. Después de establecer en 1984 la Estación Científica Las Joyas, creó en 1985 el Laboratorio Natural Las Joyas e impulsó en 1989 el Centro de Ecología Costera, grupo que desde 1983 él había apoyado para la conservación de las tortugas marinas. También creó el Instituto de Limnología asociado al Lago de Chapala, uno de sus aportes más significativos fue la creación de la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán, primera en su tipo en el occidente de México, y para su decretó logró traer al Presidente Miguel de la Madrid Hurtado a la Rectoría Universitaria. En 1990, distinguidos, profesores de la UdeG y del ITESO formaron la academia jalisciense Derechos Humanos , que con apoyo de Raúl suscribió un convenio con la UdeG, y fue apoyada por el Laboratorio Natural Las Joyas en denunciar los atropellos a los derechos humanos y ambientales causados por la Mina de Peña Colorada al Ejido Ayotitlán en la Sierra de Manantlán. En 1991 creó el Laboratorio Bosque La Primavera y en 1994 el Centro de Estudios de Género, y la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas.
La conservación de la naturaleza es inherentemente conflictiva. No es sencillo lograr el balance entre los derechos individuales al usufructo de la propiedad privada y los derechos humanos y comunales por un ambiente sano que provea servicios ambientales. Los grandes intereses económicos, muchas veces se imponen sobre el bien común y la democracia. En cierta forma, José Guadalupe Zuno y Raúl Padilla crearon una Universidad de Guadalajara que ha fungido como una suerte de “ombudsperson ambiental” en defensa de los sectores que carecen de voz y de poder, pero que son afectados por las acciones con impacto socioambiental de los gobiernos y del sector privado.
Vivimos tiempos sin precedentes por la complejidad y magnitud de los retos socioambientales cuyo abordaje también constituye uno de los principales problemas éticos y científicos de nuestros tiempos. Las acciones de Raúl, en este contexto, lo colocan entre los grandes transformadores de la gestión de los recursos naturales del país. Son literalmente cientos de miles de hectáreas de bosques, selvas, humedales, y litorales que se protegieron directamente gracias a él o indirectamente a través de las instituciones que él creó para la investigación científica y la conservación de la naturaleza. Todas estas instituciones siguen trabajando hoy. Eso amigas y amigos, es tal vez lo más importante, la institucionalización de sus iniciativas, para que perduren a través del tiempo… y de muchos cumpleaños más.
El Jardín Botánico Luz María Villareal de Puga en la ceja de la Barranca de Huentitán y el Museo de Ciencias Ambientales en este gran Centro Cultural Universitario en los Belenes fueron dos de los últimos proyectos ambientales que él promovió e institucionalizó. El Museo es desarrollado aquí, donde se encontraba aquel programa de “Desarrollo de la Comunidad”, del cual, este Centro Cultural Universitario y el Museo de Ciencias Ambientales representan un poco su continuidad.
Raúl trabajó gran parte de su vida para llevar la educación y la cultura a los jaliscienses y pugnó porque su amada ciudad de Guadalajara tuviera una infraestructura educativa-cultural acorde a las necesidades y aspiraciones de la ciudad más grande del Occidente de México. Fue un hombre que recorrió muchos caminos en su vida en los ámbitos de la literatura, la educación, la política, la legislación, la democracia, el periodismo, la salud pública, los derechos humanos, el cine, la música, el teatro, la danza, el deporte, y la conservación ambiental, entre muchos otros temas. Estoy seguro que, poco a poco, saldrán a la luz otros importantes y positivos aportes de Raúl en numerosos campos que pocos conocemos. También nos enteraremos de personas a las que él ayudó en momentos claves de sus vidas. Felicito a los organizadores de este evento por honrar la memoria de Raúl con un árbol vivo a modo de regalo de cumpleaños.