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Crónica de un desastre anunciado: los incendios de California

Texto: Enrique J. Jardel Peláez

Fotografías/Ilustraciones: Fernanda González

Publicada el domingo 23 de marzo de 2025 en la columna Crónicas del Antropoceno en el periódico EL INFORMADOR.

Marzo 24, 2025

En memoria de Harold Biswell y Dante Rodríguez Trejo, precursores de la ecología y manejo del fuego en California y México.

A inicios de este año vimos en los medios de comunicación las dramáticas imágenes de intensos
incendios forestales arrasando los suburbios de la ciudad de Los Ángeles. En California casi
todos los años ocurren incendios forestales, generalmente durante el verano, pero este año el
fuego se propagó en pleno invierno en condiciones extremas de sequía y con fuertes vientos.
Tres factores se combinaron en los incendios de Los Ángeles: (1) la eliminación, proscripción y
criminalización de las prácticas indígenas tradicionales de manejo del fuego y su reemplazo por
una política de supresión de incendios adoptada en el siglo XX; (2) la transformación de los
paisajes forestales invadidos por el crecimiento y expansión de áreas urbanas, y (3) los efectos
del cambio climático global que en este caso se manifiestan en más de una década de sequía y
menor precipitación durante inviernos cada vez más cálidos.
Este es un escenario de la nueva época de grandes incendios que ocurren en ambientes
transformados por la acción humana, bautizada como el Piroceno por el historiador y
especialista en manejo del fuego Stephen Pyne.
El paisaje del sur de California, con sus chaparrales, sabanas de encinos y matorrales costeros,
su clima estacionalmente seco y los vientos de Santa Ana, es uno de los más inflamables del
mundo. Los pobladores originarios de ese territorio se adaptaron culturalmente para vivir en él
usando el fuego para manejar la fauna silvestre, producir plantas comestibles y otros medios de
sustento, y reducir el peligro de grandes incendios. Pero la supresión de incendios por agencias
forestales del gobierno, paradójicamente, favorecieron la acumulación de biomasa combustible
y cambios en la vegetación creando condiciones para la propagación de grandes incendios, más
intensos, severos, peligrosos y resistentes al control. A esto se suman ahora el cambio climático
y el crecimiento urbano sobre tierras forestales.
El riesgo del incremento de grandes incendios ya se había vaticinado desde hace tiempo en
estudios científicos sobre manejo del fuego y con base en la experiencia práctica de silvicultores
y los saberes de pueblos indígenas. Por lo menos desde el decenio de 1970 (hace medio siglo) se
cuenta con propuestas y recomendaciones para adoptar estrategias de manejo del fuego. Pero
esto fue relegado, al igual que la regulación del crecimiento urbano y la mitigación del cambio
climático. Los intereses de políticos en el mercado electorero y el afán de lucro del negocio
inmobiliario y la industria de la energía han prevalecido sobre la gestión ambiental y los
intereses de la sociedad. Ahora vemos las consecuencias en desastres no naturales como los
recientes incendios de Los Ángeles, o las sequías e inundaciones cada vez más frecuentes
alrededor del mundo. Negligencia y procrastinación, ya sea en las políticas urbanas y de acción
climática, o en el manejo del fuego son atributos comunes del Antropoceno, también llamado
Capitaloceno y Piroceno.

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